El ayuno ayuda a recuperar la calidad de vida.
Hannelore Tiedke y su experiencia con el ayuno y el covid persistente
Fatiga constante, dificultad para respirar, dolores de cabeza diarios e inflamación del nervio auditivo: durante más de un año, Hannelore Tiedke (70) padeció síntomas graves de covid persistente que convertían cada día en un reto. Aquí habla abiertamente de cómo el covid afectó a su calidad de vida y por qué decidió hacer una cura en Buchinger Wilhelmi en la primavera de 2021.
Experiencias positivas con el ayuno en Buchinger Wilhelmi
Como directora ejecutiva de un gran centro escolar y directora de una Realschule , Hannelore Tiedke era responsable de unos 2.600 alumnos y de todo el personal docente antes de su jubilación. Este exigente puesto de dirección conllevó una vida laboral cotidiana a menudo estresante. Su primera estancia en Buchinger Wilhelmi fue en 2011, inmediatamente después de sufrir una isquemia transitoria del tronco cerebral.
«En 2011 experimenté por primera vez, durante el ayuno, lo que significa soltar el lastre de una actividad profesional extremadamente agotadora, así como dejar atrás el cansancio profesional y personal en un entorno tan acogedor con el apoyo profesional de médicos, enfermeras y terapeutas», recuerda la señora Tiedke. La primera cura de ayuno le sentó tan bien que decidió hacer una segunda en 2012.
Covid-19 persistente
En marzo de 2020, la señora Tiedke enfermó de Covid-19. Durante todo un mes sufrió dolores articulares, dolor de cabeza, fiebre y dolor de garganta. También perdió el sentido del gusto y del olfato. Una vez recuperada, el sentido del gusto mejoró lentamente, pero de forma continuada, mientras que el sentido del olfato aparecía solo de manera esporádica. Así describe cómo se sentía al no poder seguir contando con este importante sentido: «Varios días a la semana recuperaba el sentido del olfato durante minutos o una o dos horas. Sin embargo, no era capaz de identificar los olores con precisión; era como si mi cerebro no tuviera información sobre ellos».
Varios días a la semana recuperaba el sentido del olfato durante minutos o una o dos horas. Sin embargo, no era capaz de identificar los olores con precisión; era como si mi cerebro no tuviera información sobre ellos.
— Hannelore Tiedke
Paciente de Buchinger Wilhelmi
La señora Tiedke también se dio cuenta de que padecía covid persistente por otros efectos secundarios. Aunque los síntomas de la infección habían remitido hacía tiempo, se sentía constantemente sin energía y cansada. Con cada esfuerzo físico, como caminar cuesta arriba o subir escaleras, sentía un violento cosquilleo debajo de la parte superior del cráneo; además, le faltaba el aire y tenía una ligera sensación de mareo.
En septiembre, la salud de Hannelore se deterioró aún más. Los fuertes mareos, náuseas y vómitos hicieron finalmente necesario su ingreso en el hospital. El diagnóstico: probablemente, una inflamación del nervio auditivo, asimismo una posible consecuencia del Covid-19.
Hasta finales de octubre, la señora Tiedke siguió sufriendo por las noches aumento de la temperatura corporal, rigidez en el cuello y fuertes dolores de cabeza. Algunos síntomas acabaron por remitir, pero el cansancio severo y las cefaleas persistentes por la noche perduraron. Como recordaba lo positivas que habían sido para su salud las anteriores estancias en Buchinger Wilhelmi, decidió volver a hacer una cura de ayuno de tres semanas en el lago de Constanza.
El ayuno y la mejoría duradera de los síntomas del covid persistente
Durante su estancia en Buchinger Wilhelmi, la señora Tiedke ayunó 19 días. Hacía mucho ejercicio, nadaba con regularidad y recibía otros tratamientos, como infusiones con vitamina B, selenio y ácido fólico. Poco a poco, su energía regresó y los síntomas remitieron.
Hoy, meses después de su estancia en la clínica de ayuno, tiene de nuevo fuerzas para enfrentarse a su vida cotidiana. La falta de aire y la fatiga permanente han desaparecido; las caminatas de hasta 10 kilómetros ya no son un problema. Los dolores de cabeza nocturnos, la rigidez del cuello y el aumento de la temperatura corporal también son cosa del pasado.
Fuerte y dinámica después del ayuno
«Ahora me siento más fuerte, más viva, más dinámica, pero también más tranquila y contenta que a lo largo de todo el año 2020. He podido participar en la vendimia, he hecho una extensa visita a la ciudad, sigo yendo a los entrenamientos semanales de natación y, en general, he redescubierto la alegría de la vida cotidiana», reconoció la señora Tiedke a su médica de cabecera, la Dra. Eva Lischka.
Su sentido del olfato también ha mejorado: 15 meses después de su infección, Hannelore Tiedke pudo volver a detectar por primera vez el olor de un limón en Buchinger Wilhelmi. Sin embargo, su sentido del olfato aún no se ha recuperado del todo. A veces puede percibir olores diferentes, algunos de los cuales incluso es capaz de identificar; otros puede olerlos, pero le resulta difícil identificarlos. «Faltan recuerdos y palabras», dice. No obstante, sigue confiando en sí misma: «Ya he conseguido muchas cosas y he luchado por recuperar mi vida; no me rendiré y seguiré siendo optimista de que este último tramo de normalidad también volverá».
Ahora me siento más fuerte, más viva, más dinámica, pero también más tranquila y contenta que a lo largo de todo el año 2020. He podido participar en la vendimia, he hecho una extensa visita a la ciudad, sigo yendo a los entrenamientos semanales de natación y, en general, he redescubierto la alegría de la vida cotidiana.
— Hannelore Tiedke
¡Deseamos a Hannelore Tiedke todo lo mejor y mucha salud!
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